lunes, 30 de agosto de 2010

Lo que viene

Es raro que la gente se ponga a hacer balance de su vida en pleno invierno, justo en la mitad de un curso, una temporada o como quieras llamarle al periodo de tiempo que va desde septiembre hasta aproximadamente finales de junio. A mí se me ocurre que es mejor hacerlo ahora, a principios de septiembre, con el ventilador a la espalda y una palidez que la mismísima Blancanieves envidiaría y haría peligrar mi vida en el reino de su presumida madrastra. Es ahora cuando empiezo un curso, el más diferente de todos los que he empezado hasta ahora, y es en este momento cuando voy a vivir fuera de casa, con desconocidas, a una extraña ciudad que cambia las eses por zetas o por eseshaches bajo un sol de justicia: ¡Lo máh grande d'ehte mundo mi arma!

Aunque justo ahora esté con una lista de cosas que me voy a llevar -tendré que alquilar mi propio tren para cargar con todo- y tengo unas ganas enormes de ir a uno de los sitios más felices, cool, y ecológicos de la tierra donde te sientes bien mientras te cobran el café a precio de oro; también pienso en lo que se queda atrás. En lo que pierdo y gano y en cómo voy a arreglármelas este año.

Supongo que tendré que tirar de las tiendas de chinos, nos estarán invadiendo y todo lo que tú quieras, pero a baratos, disponibles y maleducados no los gana ningún español.