lunes, 31 de mayo de 2010

Gente

Hay gente que tiene los ojos azules, ojos brillantes y azulísimos, o verdes, ojos verdes casi transparentes que sin embargo parecen atravesarte con descaro. Ojos enmarcados por largas, abundantes y sedosas melenas.

Luego está esa otra gente, la que se echa un tinte rubio cobrizo (claro) y sólo consigue que el pelo se le quede ligeramente rojo y con mechas rojas y negras.

¡A mechas maldita sea!

domingo, 23 de mayo de 2010

¡A la mierda!

Después de un pequeño experimento que hice dos días ha, me he dado cuenta de que a la gente le gusta que la insulten. Les parece gracioso que alguien llegue y les suelte una frase con un par de hipérbatos (lo sé suena fatal, ¿verdad? Viene en la RAE id allí y preguntad) y al final que los comparen con alguien que tenga un serio retraso como el probecito de “pim, pam toma lacasitos”. Les gusta aplaudir que alguien los llame imbéciles, así que no extraña el tirón que tienen personajes como House o Risto Mejide (aunque he escogido dos que tienen más –House- o menos –Risto- ingenio a la hora de humillar a alguien). Lo que pasa es que la gente, quién si no la gente, es muy comodona, y lo es hasta para reírse. Le gusta el humor tonto, ir al insulto fácil –aunque no me extraña con esos programas que se tragan…¡si es que las visten como putas!- que lo que os gusta es el morbo, escándalos y atropellos a la dignidad humana de la gente –pobrecita la gente-.

Y en estas estaba yo, gran desconocida y genial desapercibida, mirando cosas en tuenti, y me dio por escribir una bordería de esas que tanto me gustan. Al momento tenía dos comentarios que contesté y cuando me di cuenta, otra vez tenía otros dos (uno era de un perro y no sé si cuenta, pero era comentario como los demás y yo no discrimino). Después por cosas que no vienen al caso ni interesan a nadie –nadie siempre metiéndose en todo- pues escribí otra cosa y la palabra “puta” estaba en la frase. A los pocos segundos ya tenía una ventana conversación abierta en el chat -que también, quién me manda a mí tenerlo conectado- felicitándome por los estados de esa tarde. Fue una de las conversaciones más largas que he tenido en el chat del tuenti y era con una persona con la que no hablo demasiado normalmente.

Conclusión: aunque siempre nos hayan dicho que las palabras malsonantes, palabrotas, insultos y similares no hay que decirlas porque hacen llorar al niño Jesús, ¿o eso eran las mentiras? Nevermind, en realidad las palabrotas unen a la gente, y a la gente le encanta estar unida. A mí la gente no me gusta mucho, pero las palabrotas sí. Considero que deberían decirse más alto, más a menudo y con más ganas. Descargas adrenalina cada vez que mandas a alguien a la mierda (haciendo hincapié en –errrrr-) y te sientes mejor contigo mismo y con el mundo. Y ya se sabe, no es bueno guardarse las cosas dentro, que se ponen rancias.

Así que ya sabéis, ¡que os jodan a todos!

viernes, 21 de mayo de 2010

No se puede escribir con asco

Empiezo a escribir y al rato me doy cuenta de que ni siquiera me apetece seguir con lo que sea que esté escribiendo. No tengo ni ganas ni ideas y todo lo que sale me da asco. La mayoría de los post que he subido a este blog me avergüenzan y no tengo ninguno del que esté verdaderamente orgullosa. Y no sé qué es, antes de empezar este blog escribía aún peor, y lo sabía pero me gustaba lo que me salía y me gustaban las ideas que tenía.

No es que le de mucha importancia, sólo escribo para entretenerme y porque es gratis y porque me da la gana, qué coño.
Pero si ni siquiera me gusta a mí, ni me sirve, ¿para qué sigo? A lo mejor espero a que de repente tenga ganas de escribir otra vez y de tener un mínimo de ingenio, o quizá nunca lo tuve y me engañaba (sí y ahora he visto la luz). Yo que sé.

De todas formas no puedo quitarme la sensación de que todo esto no sirve de nada, y que no voy a ser escritora por tener un blog -aparte de que no quiero serlo- pero a la vez no puedo dejar de pensar en que puede que sí saque algo de esto. Lo que pasa es que no sé el qué.

martes, 4 de mayo de 2010

afú

Y yo no pensaba decirte nada, la verdad. No quería que pensaras que le daba mucha importancia, que lo sacaba de contexto, pero es que...¡¿De qué vas?! Vamos, que te has pasado, ¿sabes? Porque yo no me hubiera imaginado nunca algo así, así de.. tan, tan..¡joder!

Yo que sé, es que supongo que me ha pillado desprevenida, que no lo vi llegar, y claro, sorprende, porque no estoy acostumbrada.

Y que sí, me gustas, ya está, ¿vale?


Y no, no quería, pero me has obligado.