martes, 12 de mayo de 2009

pain...with love

Y es que quizá nunca me había parado a pensarlo, pero el dolor de los demás puede ser el que más nos duela a nosotr@s mism@s. Cuando la situación no nos afecta directamente, hacerse eco del sufrimiento de esas personas, es sin dudarlo, una dosis de humanización y de empatía hacia ellas. Comprender que nada de lo que digas les hará sentirse mejor, pero estar para ofrecerles un abrazo o una mano a la que aferrarse al ver que el mundo entero y con él todas las pesadillas se abalanzan sobre ellas. El dolor en demasiadas ocasiones no se puede borrar, especialmente el no físico, y sólo cabe aceptarlo y aprender a vivir con él...

Un pensamiento por los que están...y por los que estuvieron

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