Y es que quizá nunca me había parado a pensarlo, pero el dolor de los demás puede ser el que más nos duela a nosotr@s mism@s. Cuando la situación no nos afecta directamente, hacerse eco del sufrimiento de esas personas, es sin dudarlo, una dosis de humanización y de empatía hacia ellas. Comprender que nada de lo que digas les hará sentirse mejor, pero estar para ofrecerles un abrazo o una mano a la que aferrarse al ver que el mundo entero y con él todas las pesadillas se abalanzan sobre ellas. El dolor en demasiadas ocasiones no se puede borrar, especialmente el no físico, y sólo cabe aceptarlo y aprender a vivir con él...
Un pensamiento por los que están...y por los que estuvieron
No hay comentarios:
Publicar un comentario