sábado, 14 de mayo de 2011

La unión de la discordia

Queda científica y empíricamente demostrado que trabajo mejor sola. No sé a qué misterioso ente superior que controla toda vida humana se debe pero el caso es que redactar en grupo me atrofia las neuronas y mis capacidades gramaticales e incluso ortográficas disminuyen peligrosamente.

Tampoco sé a qué genio se le ocurrió la idea de obligar a los estudiantes de publicidad a hacer todos los trabajos en grupo desde su entrada en la universidad. Seguramente fue un profesor, uno de esos a los que no les gusta corregir. Sorprendente, lo sé, pero esto pasa hasta en las mejoras familias.

Sé escribir. No digo que sepa escribir historias o que sepa narrar o tenga capacidad para ser escritora el día de mañana. Más bien me refiero a poner en orden mis ideas, incluso las ideas de otros. Sé redactar. Sin embargo parece ser que al contacto con otras mentes forzadas a realizar la misma tarea esa capacidad mía merma escandalosamente.

Con todo los trabajos en grupo también tienen sus ventajas. Lástima que yo sea una de esas personas estúpidas a quienes les importa entregar un trabajo escrito en castellano actual y entendible para otros homínidos evolucionados y no delegue sus funciones en sus compañeros sacrificados por la causa.

Al menos en Traducción los trabajos eran individuales.

Quizá no sirva para Publicidad, después de todo.

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