miércoles, 24 de marzo de 2010

Letter

Hace tiempo me puse a escribir una carta. El día en que la empecé estaba muy enfadada con la persona a la iba dirigida, así que al terminar me pareció demasiado violenta y la guardé para modificarla cuando estuviera un poco más tranquila.
La modifiqué cientos de veces, añadía, quitaba, cambiaba... a veces podía tirarme horas con una frase y hubo también otros momentos en que la reescribí de principio a fin.
Me sirvió para desahogarme y para entender qué era lo que yo pensaba realmente, ya que no tenía ninguna idea sobre lo que pensaba la persona destinataria.
La carta llegó a ser de varias páginas, para luego convertirse en una simple nota. Tan sólo la escribía, intentando expresar todo lo que quería decirte.
Hace poco me di cuenta de que lo único que estaba haciendo era retrasar el momento de mandarla, no sé si me daba miedo que fuera leída finalmente por alguien que no fuera yo, que todas las cosas que había escrito, expresado y llorado ahí fueran vistas por su verdadero destinatario, o si había dejado de ser una carta para convertirse en mi terapia diaria.

Hoy por fin, decidí dar por terminado el asunto, acabándolo de la forma más sincera y clara posible:


"Lo siento.

Bri."



Y eso es todo. Léela bien, todas las veces que hagan falta, porque no volveré a repetirlo, creo que ya lo he dicho suficientes veces y no voy a seguir pidiendo perdón por algo que ni siquiera parece ya tener sentido.

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