Llegó el momento. Ahora, con toda seguridad y sin que me tiemble la voz, puedo decir que necesito todos y cada uno de los dedos de mis manos y pies para contar los años que tengo. En un momento tan solemne solo se me ocurre estar agradecida con quienes han hecho esto posible:
A mis dedos meñiques, gracias, de corazón.
Ojalá la evolución no se ensañe con vosotros. La canción de los que "Fueron al campo y se encontraron un pajarito"(en realidad no sé cómo se llama) y momentos gloriosos como este son los que hacen que la vida merezca la pena.
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